martes, 31 de marzo de 2015

Presentación de Como soles patagónicos, de Eloy Sánchez Guallart





El martes 24 de marzo se presentaba en la Cafetería Cinema de Castellón el segundo libro de poemas de Eloy Sánchez Guallart publicado por Unaria ediciones dentro de su colección Astrolabio.







Una mirada que quiere dejar atrás el desencanto de este tiempo roto, que propone la acción como combate, la importancia de tomar consciencia y superar la apatía frente a este estado del malestar, desde la suma de todas las pequeñas luchas cotidianas individuales. Y que quiere creer que el cambio siempre es una posibilidad.






Siendo


Si tengo este abismo
de voces lleno
de pisadas con barro hasta la frente
de andamios colgando
de una rama parapléjica

es que estoy vivo en un 97 %
y hasta mi autómata me pide
extender su autonomía.

Si doblo mis ojeras
en la cama cada noche
y las cuelgo en una percha
-no necesito los ojos para tocarte-
es por necesario descanso
(hombre blanco, primer mundo, clase media en proceso de derribo,
cuarentaytantos años, 1’65, sin tumores conocidos)

Si no me hago a un lado
arderé en el cortejo
si no me doy la vuelta
y os miro a los ojos
si ensancharan las calles y pudiera
escribir sin costuras
todo lo que le falta a la palabra
para hacerse necesaria.

Así estamos
los unos por los otros
y sin los otros.









Los más


Cobayas del Gran Experimento, con luz fotovoltaica. Vida-placebo que va extendiendo sus arrecifes como aceite derramado desde el ferrocarril cuyos ojos –lombriz recreada- saben circular en doble dirección.


Desbordados de ceguera hasta los hombros, ciudadanos sin cartilla, espuma ante la piedra artificial que ha sido edificada desde los centros neurálgicos de la insidia.


Estadísticamente, la piel que nos recubre es una medida porosa de alcance discontinuo. No llega su tacto al empuje binario de una cédula ni palpita con la segura continencia del mercado establecido.


En el laboratorio de los hombres automáticos no hay respuesta sin estímulo. Se programan las ubres en el búnker radioactivo. Donde los pasos dibujan las flechas, ascensores de una sola vigilia reptan sus ceros hacia los pasillos.


Dos lunas pintadas por bombillas fluorescentes. Bayas y vainas impúdicamente reproductivas. La estupidez es una moneda de curso legal. Solo las retinas de la dignidad tienen un olfato selectivo.


Caballos sin nombre y crines metálicas. Fábricas deslocalizadas del desdén. Abrupta herida dorsal cada vez más satisfecha de sus vísceras, más abrupta y más cortante y sin sutura, mueve la cincha que amamanta a la rueda.


Seguimos descendiendo al pozo con la lumbre-artrosis que nos quema la
mano?







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