sábado, 8 de septiembre de 2012


EN EL ESTANQUE  DE LOS NENÚFARES SILENTES

Con voz de leche habla la Luna, zafiro hecho diosa en la túnica celeste.
Voz selénica que espanta la sombra de los muros y los cobres,
toma el corazón y desata el nudo del impulso imposible.

Surca el éter  y se hace línea. Vuela, envuelta en céfiros velos,
hacia el estanque de los nenúfares silentes, damero de agua en la noche quieta.
Allí Febe, titánide amiga, cómplice de hechizos y delirios, habita entre juncos plateados.

Después, la línea es vértigo, y luego pájaro.

Cuando el jilguero atraviese la verde bruma y se pose, tenue gesto,
en la blanca vela desplegada, cantará los bellos versos  de su dueña
dispuestos en estuche de cuarzos y leyendas.
                                   
Será el momento: Febe, la titánide, acudirá al encuentro,
se desprenderá de musgos y falsos cielos y, voluptuosa y feliz,
se unirá con su ama, su amiga, en un baño de pasión y sabiduría.

Sólo los nenúfares serán testigos mudos de este amor lésbico y prohibido.




(Pedro Gómez. De Libro de las flores y los olores. Inédito)

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